Cabanas Recuerdos del Cajon del Maipo

Tuvimos la oportunidad de visitar La Vegana con Ganas con mi pololo este sábado, un rinconcito que a mí parecer merece más reconocimiento. Desde que entramos fue una grata experiencia, ya que la decoración es acogedora, colorida, artística, con sentido y creativa (no pude evitar tomar fotos); el servicio fue muy bueno también, con una atención cercana y muy amable por parte del dueño, quien incluso prendió la calefacción para nosotros ya que el día estaba frío y lluvioso. Un gesto que se agradece mucho pues nos hizo sentir cómodos. Partimos con una empanada de carne de soya, que estaba simplemente deliciosa. Ambos estuvimos de acuerdo en que la masa estaba en su punto: suave, bien cocida, con un sabor sutil que dejaba apreciar el relleno, el cual estaba justamente sazonado, sin excesos. El dueño nos comentó que todo es hecho de forma casera, lo que se notó en cada bocado. Luego vino el plato fuerte que fueron raviolis rellenos de queso, y ahí sí que terminaron por convencerme. El relleno era cremoso y sabroso, y la salsa de tomate fresca, hecha también por la casa. Incluso pedimos un poco de pancito (que amablemente tostaron) para terminar de barrer la plaza, ya que no queríamos perdernos nada del platillo. Realmente estaba hecho con mucho cariño y buena técnica. Para beber, yo pedí una kombucha de berries que me sorprendió por lo rica que estaba, y mi pololo un jugo natural de melón que no se quedó atrás tampoco. Cerramos con un postre que nos dejó hablando del tema: un alfajor de manjar lúcuma y manjar nuez que lograba imitar estupendamente el sabor lácteo. Muy, muy bueno. Lo único a considerar es que quizá los precios son un tanto elevados, pero entendible considerando la calidad, el trabajo casero y que se trata de cocina vegana hecha con dedicación. En resumen, una joyita escondida en el cajón del Maipo que recomiendo que visiten.

Lugar muy accesible y en buen estado, limpio y con buen servicio. Usamos el domo, muy limpio, en buenas condiciones, se ponía helado en la noche pero el aire acondicionado/estufa ayudan con eso. El desayuno incluido de muy buena cantidad y calidad, el restorán/cafetería muy bonito con comida exquisita, recomiendo los ravioles, y lo más importante los dueños Antonio y Claudia que fueron muy amables y atentos, se nota que ponen mucho cariño en lo que hacen y que son excelentes personas. Pasé un fin de semana con mi pareja y fue muy bueno para desconectarnos y descansar. Cruzando un puente por la calle hay un almacén donde comprar lo que falte para comer, y todo lo demás está. 0 atados, pura buena onda y relajación. La tinaja estaba rica, faltaba un poco de luz pero es un detalle, a veces pasa. Muy bonito, me encantó y seguro volveré.